El espectáculo y el color fueron los protagonistas de la penúltima velada de La Mar de Músicas 2009. De la elegancia centroafricana sostenida sobre ritmos wasulu, evocadores n'gonis y exuberancia vocal de la maliense Oumou Sangaré, al imparable dancehall de raíz reggae y actitud convincente del profeta jamaicano Buju Banton y sus 'toasters' invitados, hasta llegar al caótico trance final de los alienígenas de la República Democrática de Congo Konono nº 1 y sus likembés posesos. Cuán sabroso es el mundo cuando se degusta desde ópticas tan variadas y poco lineales. Los congoleños Konono nº 1 continuaron la fiesta multicolor. Tocaban en el Castillo Árabe, pero habían generado una considerable expectación entre el público más moderno gracias a su triunfo en el Sonar y a los elogios sobre ellos vertidos en las publicaciones especializadas en música indie.
domingo, 26 de julio de 2009
ESPECTACULO Y SABOR
El espectáculo y el color fueron los protagonistas de la penúltima velada de La Mar de Músicas 2009. De la elegancia centroafricana sostenida sobre ritmos wasulu, evocadores n'gonis y exuberancia vocal de la maliense Oumou Sangaré, al imparable dancehall de raíz reggae y actitud convincente del profeta jamaicano Buju Banton y sus 'toasters' invitados, hasta llegar al caótico trance final de los alienígenas de la República Democrática de Congo Konono nº 1 y sus likembés posesos. Cuán sabroso es el mundo cuando se degusta desde ópticas tan variadas y poco lineales. Los congoleños Konono nº 1 continuaron la fiesta multicolor. Tocaban en el Castillo Árabe, pero habían generado una considerable expectación entre el público más moderno gracias a su triunfo en el Sonar y a los elogios sobre ellos vertidos en las publicaciones especializadas en música indie.
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